Los 40 (¡sí, 40!) principales mitos de
la lactancia materna

Puede sonar un número muy grande pero, aunque no lo creas, son muchísimos los mitos que pueden afectar la experiencia de la lactancia materna. Aquí te ayudamos a desmentir 40 de ellos, ¡Comencemos!

  1. Mito: “Si el bebé llora o no “aguanta” las tres horas, la leche de la madre no es suficiente”.

    Realidad: La leche materna se digiere rápidamente (en promedio en 60 a 90 minutos) por lo que es normal que el bebé pida con frecuencia. Además, existen periodos de crecimiento acelerado (brotes de crecimiento) y de desarrollo neurológico (saltos mentales) en los cuales el bebé puede necesitar más tomas y estar más sensible e irritable.

  2. Mito: “Mi leche no es buena porque está aguada”.

    Realidad: Las diferencias en la leche entre diferentes mujeres es escasa, incluso mujeres con alimentación deficiente, la calidad de la leche suele ser buena.

  3. Mito: “La lactancia es algo natural, si no funciona es que la madre tiene poca leche”.

    Realidad: La lactancia es un proceso de aprendizaje social, no un proceso totalmente instintivo y debe ser a libre demanda (sin contar horas entre tomas ni el tiempo en cada pecho). Si por alguna razón dejas espacio entre tomas, tu cuerpo pensará que no necesita producir tanto y bajará la cantidad.

  4. Mito: “Los bebés deben alimentarse de ambos pechos en cada toma”.

    Realidad: El bebé decide cuando soltarse del pecho. El estímulo de producción de leche se inicia con la succión y es transicional. Al principio, está compuesta principalmente por agua y lactosa; al final, es rica en grasas. Por lo que, si se cambia al niño de pecho antes de que éste se vacíe, el bebé sólo consumirá la primera leche y no obtendrá los componentes totales en cada toma. Esto provoca falta de saciedad, poca ganancia de peso e incluso molestias digestivas en el bebé.

  5. Mito: “Los bebés deben alimentarse de un solo pecho en cada ocasión”.

    Realidad: Cuando el bebé se suelta del pecho, se ofrece el segundo. Si se prende, debemos dejarlo continuar su toma.

  6. Mito: “Los bebés deben mamar 15 a 20 minutos en cada toma, después sólo toman aire”.

    Realidad: la lactancia materna debe ser a libre demanda, sin horarios y sin presiones. Conforme va creciendo el bebé, va adquiriendo mayor habilidad para alimentarse por lo que, es normal que al principio le tome más tiempo terminar sus tomas. Es anatómicamente imposible expulsar aire a través del pecho.

  7. Mito: “Para que el niño duerma toda la noche, hay que darle un biberón”.

    Realidad: el sueño de los bebés es un proceso neurológico madurativo que termina de desarrollarse alrededor de los 6 años de edad. Los bebés requieren alimentación frecuente debido a que están ganando peso de manera acelerada; darles un biberón con leche artificial en la noche sólo consigue disminuir la producción materna de leche.

  8. Mito: “Un biberón es una “ayuda” para la madre y permite que los pechos se llenen mejor”.

    Realidad: La glándula mamaria es un mecanismo que se autorregula, no es un contenedor. Durante las primeras semanas de vida de tu bebé, gracias a las hormonas del embarazo, se fabrica más leche de la necesaria. De este modo se asegura que el bebé no pasará hambre. Cuando la glándula empieza a adaptarse a la demanda del bebé, se ajusta la producción a la cantidad de leche que necesita. Además, ofrecer el biberón solo favorecerá la aparición del “síndrome de confusión del pezón”.

  9. Mito: “Debes tomar atole o calditos para aumentar la producción de leche”.

    Realidad: la producción de leche es como un restaurante, a mayor demanda, mayor producción de leche.

  10. Mito: “Mi mamá y mis tías no pudieron dar de lactar, en mi familia no somos lecheras”.

    Realidad: La producción de leche no tiene que ver con la suerte o la herencia, sino con la frecuencia con la que se da de mamar al niño. No contar con la experiencia familiar de haber lactado, puede dificultar la lactancia al disminuir la confianza en la madre, pero esto no ocurre si está bien informada y recibe apoyo.

  11. Mito: “Los pechos pequeños no son buenos para amamantar”.

    Realidad: Tener pechos pequeños no tiene relación con la capacidad para amamantar. El tamaño del pecho lo da la grasa subcutánea que tiene cada mujer. Solo en el caso de tener un tipo de pecho muy concreto, llamado “hipoplásico”, se puede tener dificultades para conseguir una lactancia materna exclusiva.

  12. Mito: “Los pezones planos e invertidos impiden el amamantar”.

    Realidad: en el amamantamiento el bebé se agarra de la areola, no del pezón y cuando esto ocurre por el buen agarre, el pezón protruye dentro de la boca del bebé, logrando extraer leche. Tampoco se recomienda realizar maniobras para “preparar el pezón” durante el embarazo, puesto que, lo pueden lastimar e incluso inducir un parto prematuro.

  13. Mito: “Hay que lavar los pezones antes y después de amamantar”.

    Realidad: basta con tu baño corporal diario, no es necesario realizar limpieza de los pezones entre las tomas.

  14. Mito: “Es normal que duela dar el pecho”.

    Realidad: Amamantar no debe doler, si bien es una sensación diferente, debe ser una sensación en calma. Si presentas dolor, puede ser que la técnica de agarre no sea correcta y necesites buscar ayuda para modificarla y continuar lactando sin problema.

  15. Mito: “Siempre que el pecho esté inflamado es que hay una infección”.

    Realidad: No todas las causas de inflamación del pecho son infecciosas, hay otros motivos: desde el “golpe” o “subida” de leche, ingurgitación patológica o congestión mamaria, obstrucción mamaria, eccema, dermatitis alérgica y psoriasis. Siempre es recomendable recibir valoración por un especialista en lactancia.

  16. Mito: “En las mastitis hay que suprimir la lactancia”.

    Realidad: Si notas inflamación de tu pecho debes acudir a consultar. La mastitis no es una razón para suspender la lactancia, de hecho, continuarla será beneficioso.

  17. Mito: “Los pechos se caen por amamantar”.

    Realidad: Independientemente de si amamantas o no, la edad y la genética modifican nuestro aspecto corporal.

  18. Mito: “Cuando un niño llora es por hambre”.

    Realidad: El llanto de los bebés es la manera de comunicarse y sobrevivir en su medio ambiente. Los niños lloran para comunicar a su cuidador que les ayude a satisfacer sus necesidades básicas de alimento, refugio, protección, calor y alivio del dolor. Sin el llanto, los niños de la prehistoria no habrían sobrevivido a los peligros de la naturaleza.

  19. Mito: “La leche materna “se estropea” si haces corajes”.

    Realidad: Las descargas de adrenalina producidas por situaciones de estrés pueden disminuir temporalmente la producción de leche. Sin embargo, no se recomienda evitar amamantar al bebé, por el contrario, la liberación de oxitocina (hormona de la felicidad) que conlleva amamantar ayuda a la mamá a relajarse y recuperar el flujo adecuado de leche.

  20. Mito: “Cuando empiece a trabajar no podré dar el pecho”.

    Realidad: existen varias opciones para manejar esta situación: realizar un banco de leche durante tu periodo de incapacidad laboral, extraer tu leche durante tu hora de descanso, mantener las tomas a libre demanda al llegar a casa, enseñar al cuidador del bebé a alimentarlo mediante la técnica del vaso o jeringa, por mencionar algunas.

  21. Mito: “Los bebés necesitan tomar agua o biberones de leche artificial o no recibirán líquidos suficientes”.

    Realidad: La leche está compuesta en un 80% por agua, por lo tanto, los bebés no necesitan líquidos adicionales. La mejor manera de hidratar al bebé, durante los primeros 6 meses de vida, es dándole leche materna todas las veces que la pida.

  22. Mito: “Tu bebé está pasado de peso, mejor suspender la leche materna y darle fórmula”.

    Realidad: Los bebés sanos amamantados de forma exclusiva y a demanda regulan su ingesta de acuerdo a sus necesidades. Pueden ganar peso de manera acelerada durante los primeros meses de vida y cuando se vuelven más activos, al gatear o caminar, esto se regula.

  23. Mito: “Después de los 6 meses la leche materna es pura agua y no alimenta”.

    Realidad: la leche materna siempre es nutritiva, y durante los primeros 2 años de vida, representa un porcentaje considerable del requerimiento calórico de los niños. El destete es una decisión que sólo concierne a mamá y bebé.

  24. Mito: “Se la pasa pegado al pecho y no está comiendo”.

    Realidad: El pecho no sólo es alimento, es calor y afecto. La mal llamada “succión no nutritiva” permite ejercitar su técnica de succión, además de obtener pequeñas cantidades de leche rica en grasa y estimular la producción materna de leche.

  25. Mito: “El chupete no interfiere con la lactancia y es el mejor consuelo”.

    Realidad: El uso del chupete, especialmente durante el primer mes de vida, puede causar síndrome de confusión tetina-pezón. Por otra parte, no hay mejor consuelo para un bebé que sentir el calor, afecto y seguridad que provee el pecho de su mamá.

  26. Mito: “Dar el pecho a los niños mayores de un año crea dependencia y es malcriarlo”.

    Realidad: Somos el cachorro más frágil e indefenso de la naturaleza, el que más depende de su madre y de su padre para sobrevivir, aprender y llegar a ser un humano adulto. Los bebés de los simios están entre 3 y 7 años enganchados a su madre, día y noche; el 95% del tiempo para sentirse protegidos y un 5% para mamar, según describió Harry Harlow en 1957.

  27. Mito: “La leche solo baja después del tercer día de dar a luz”.

    Realidad: la leche se empieza a producir después de que se desprende la placenta. La primera leche se llama calostro. Durante los primeros días de vida, tu bebé sólo requiere una cantidad mínima de éste para satisfacer sus demandas. No es necesario esperar al “golpe de leche”.

  28. Mito: “Como tuve cesárea, no me bajó la leche”.

    Realidad: El proceso por el que se inicia el “golpe de leche” se produce a partir de la separación de la placenta del útero. Este hecho ocurre tanto en un parto vaginal como en un parto por cesárea. Lo que sí puede afectar el golpe de leche son las rutinas de separación madre-bebé (que por lo general son más prolongadas después de una cesárea) y el ofrecimiento temprano de otras succiones diferentes al pecho, como el chupete o el biberón.

  29. Mito: “Si tu bebé es alérgico a la proteína de la leche de vaca no podrás darle pecho”.

    Realidad: Sí es posible amamantar a tu bebé si sigues una dieta libre de productos lácteos, llamada “dieta de amor”.

  30. Mito: “No se puede lograr lactancia materna en gemelos”.

    Realidad: Sí es posible amamantar a gemelos, se requiere de gran esfuerzo y voluntad por lo que se recomienda alimentarlos al mismo tiempo, con el uso de almohadas especiales para mantener cómodos a mamá y bebés.

  31. Mito: “Si tu bebé es prematuro, no podrás darle pecho”.

    Realidad: Los bebés prematuros se benefician enormemente de alimentarse con leche materna, puesto que, al tener que enfrentar más adversidades (estancia prolongada en el hospital, infecciones, problemas neurológicos, problemas en su retina e intestino, entre otros), obtener los componentes que sólo la leche materna puede proveer (inmunoglobulina A, lisozima, lactoferrina, células inmunitarias, hormonas, entre otros) le otorgan una mayor protección contra estos retos.

  32. Mito: “Si el bebé o la mamá tienen diarrea o alguna otra infección se debe suspender la lactancia”.

    Realidad: La leche materna se adapta a las necesidades de tu bebé. Durante un proceso infeccioso, los anticuerpos de la leche materna ayudan a combatir esa infección; además mantienen hidratado a tu bebé y reducen el riesgo de complicaciones. Si tienes diarrea, resfriado o alguna otra infección leve, continuar la lactancia materna con adecuadas medidas de higiene bastará para evitar contagiar a tu bebé.

  33. Mito: “Si la mamá queda embarazada, se debe suspender la lactancia”.

    Realidad: El riesgo de aborto es mínimo. Sólo en situaciones muy especiales se pudiera restringir la lactancia materna (antecedente de aborto o parto prematuro, o en embarazos múltiples). El sabor de la leche puede alterarse, por lo que, el niño puede rechazar el pecho, pero con frecuencia vuelve a lactar después del parto (lactancia en tándem).

  34. Mito: “Una vez suspendida la lactancia, no se puede volver a amamantar”.

    Realidad: Reiniciar la lactancia materna después de un periodo de algunas semanas o pocos meses de haberla suspendido (relactación), requiere asesoramiento, pero sí es posible.

  35. Mito: “Si tienes tatuajes, piercings o te tiñes el pelo, no podrás dar pecho”.

    Realidad: Mientras no te tatúes la areola, no hay ningún problema. La tinta del tatuaje se queda en la piel, no pasa a la sangre y, por ende, tampoco a la leche. También es importante elegir un lugar donde tomen todas las precauciones de higiene para evitar adquirir una enfermedad infecciosa que sí podrías contagiar a tu bebé. Los tintes del pelo no contraindican la lactancia materna.

  36. Mito: “Si la madre toma medicación o se realiza un estudio radiológico, hay que suspender la lactancia”.

    Realidad: La mayoría de los medicamentos son compatibles con la lactancia. Se recomienda consultar la medicación que se está utilizando en la página web www.e-lactancia.org para conocer si existe alguna contraindicación con la lactancia. La radiación recibida durante los estudios radiológicos como radiografías, mamografías, tomografías y ultrasonidos no altera los niveles de prolactina ni se excreta por la leche.

  37. Mito: “Si el bebé te estornuda o te eructa en el pecho, se te corta la leche”.

    Realidad: Las retenciones de leche u “obstrucciones” se producen por vaciar poco la glándula mamaria, no porque el bebé haya estornudado o eructado cerca de tu pecho.

  38. Mito: “Si bebes líquidos o comes mientras amamantas, le haces daño a tu bebé”.

    Realidad: Compaginar los horarios de alimentación de tu bebé y los tuyos son un verdadero reto. Al momento de dar de lactar se produce hambre en la madre, sólo evita alimentos o líquidos muy calientes que pudieran caer encima de tu bebé y lastimarlo, pero fuera de eso, no existe ningún problema.

  39. Mito: “Si está comiendo, no lo pueden vacunar”.

    Realidad: La “tetanalgesia” es el efecto de alivio del dolor (analgesia) y de consuelo que tiene el amamantamiento. Se recomienda cuando se realizan procedimientos dolorosos en los bebés, como la aplicación de vacunas, la prueba del tamiz metabólico en los recién nacidos, extracciones sanguíneas para análisis, etc.

  40. Mito: “No puedes vacunarte si estás amamantando”.

    Realidad: Las vacunas son compatibles con la lactancia, tanto las que contienen microorganismos vivos atenuados, muertos, inactivados o formadas por partes o toxoides de los mismos. No pasan a la leche, salvo la de la rubeola (como quiera es compatible), y no ocasionan problemas en los lactantes, salvo la de la fiebre amarilla en menores de 6 meses. La lactancia materna puede mejorar la respuesta de anticuerpos de las vacunas y provocar menos efectos secundarios como fiebre o falta de apetito. El postparto inmediato es el mejor momento para vacunar contra sarampión-rubeola-paperas y varicela en mujeres que no estuviesen inmunizadas.

No permitas que estos mitos desanimen tu lactancia, mantente correctamente informada.

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Acerca del autor

Dra. Alexandra Zea Rey

Es pediatra certificada, prolactancia, a favor del parto respetado, la crianza respetuosa y la disciplina positiva. Se especializa en los errores innatos del metabolismo, detectados a través del tamiz metabólico ampliado.

Puedes encontrarla en Facebook e Instagram.


Referencias

http://www.e-lactancia.org/

https://albalactanciamaterna.org/lactancia/claves-para-amamantar-con-exito/

https://enfamilia.aeped.es/edades-etapas/tetanalgesia